6 de mayo de 2015

MAURICE RIORDAN : "Eratóstenes y la circunferencia de la tierra"





En una época en que —imaginar el mundo
como una esfera suspendida del cielo— significaba
pertenecer a una secta, Eratóstenes calculó
la circunferencia de la Tierra: una cifra que sobreviviría
incendios y destrucciones, recesiones de varios
siglos, y que llegaría a Colón como un rumor
(si no lo hubiese creído nunca habría zarpado).

De algo debió servir que Eratóstenes fuese el Bibliotecario
de Alejandría, que Alejandría estuviese
en el delta del Nilo, que el Nilo fuese en línea recta
hacia el sur por la arena hasta llegar a Siena
donde —había leído el bibliotecario— a mitad del verano
el sol de mediodía no proyecta sombra alguna, sino que hunde su brillo
en el fondo del pozo, incendiándolo como una antorcha
—como si la naturaleza y la historia hubiesen creado
una vasta figura euclidiana, el Museion
(él mismo) en uno de sus puntos: la base
de un cálculo que extendió el mapa más allá
de lo que cualquier emperador pudiera imaginar, y que casi
fue verdad cuando se vio a la Tierra lentamente
girar en el espacio como una esfera de agua.

¿Adoraba Eratóstenes al sol y al río?
¿Temía al duende del pantano, al etéreo genio?
Cuando mirando desde el puerto veía al otro lado
la curvatura del agua, la inclinación del faro, cuando año tras año
al estirar y aceitar sus pergaminos, desdoblaba
sus desgastados teoremas, ¿solamente se preguntaba?
¿O veía en ellos la sombra de una firma?


MICHAEL DONAGHY . "Máquinas"





Querida, ten presente la forma en que se parecen:
Esta pavana al clavicémbalo de Purcell
Y la bici de doce velocidades del corredor.

La maquinaria de la gracia siempre es simple.
Este trapezoide cromado, una rueda conectada
a los engranajes concéntricos,
Qué Ptolomeo soñaba y Schwinn ha perfeccionado,
Ha pasado. El ciclista, no el ciclo, conduciendo.
Y tocando, los acordes de Purcell en sentido opuesto.

Así que en esta conversación, o pulsación, si estuviera allí,
debería manejar sin esfuerzo los artilugios del amor,
como en el cielo de Dante, fundiéndose en el aire.

Si no es así, desde luego, he caído. Tanta es la casualidad,
La agilidad, el deseo que los amantes,
Como los ciclistas y clavecinistas saben que

Sólo moviéndose se pueden equilibrar,
Sólo mediante el equilibrio del movimiento.


SIRKKA TURKKA - "Las estrellas de nuevo como una triste balada"





Las estrellas de nuevo como una triste balada, y por las noches
los perros afinan sus violines rotos.
No dejo que la pena se acerque,
no permito que se aproxime.
Mil metros de nieve sobre mi corazón.
Murmuro para mis adentros, en la calle
canto en voz alta.
A veces me veo, de paso, con un sombrero, pasto
del viento, con alguna idea torcida.
Hablo de la muerte, cuando me refiero a la vida. Ando con los papeles
desordenados, no tengo ninguna teoría, sólo un perro que blasfema.
Cuando pido alcohol, me ofrecen helado,
Puede que sea un español, la raya del pelo
baja, me delata:
Puede que no parezca de aquí.
Sudo, tratando de hablar, mientras
Tiemblo.
más que mi muerte, lamento mi nacimiento.
Y todo lo que pido
son mil metros de nieve sobre de mi corazón.


PHILIP LEVINE : "Ginebra"





La primera vez que bebí ginebra
pensé que debía ser tónico para el cabello.
Mi hermano birló la botella
a un tipo cuyo padre tuvo
un almacén que vendía bebidas alcohólicas
en aquella época antigua, honorable
en la que estas cosas eran consideradas
una droga. Tres de nosotros nos pasamos
la botella, cada trago aumentaba
nuestra incredulidad. ¿La gente paga
por esto? La gente debe conseguirla
de la misma forma que teníamos que conseguir
las mujeres que nunca tuvimos cerca.
(En realidad eran las niñas, pero
no importa, lo importante
era su impenetrabilidad).
Leo, el tercer pirado del grupo,
sugirió a mi hermano que tenía que haber
birlado whisky o brandy canadiense ,
pero Eddie defendió su elección
en base a las expresiones
"Casa de la Ginebra" y "Carril de la ginebra",
que indicaban la superioridad
de la ginebra en el mundo de la bebida,
un mundo en el que estábamos entrando sin
saber lo difícil
que podría ser la salida. Tal vez la felicidad
llegaría con la bebida
sólo después de un cierto período
de aprendizaje. Eddie la comparó
a la autoflagelación del hombre santo
para experimentar la plenitud de la fe.
(Estaba muy instruido para ser un chaval
de catorce años educado en la escuela pública)
Así que hicimos hueco y pasó la botella
una segunda y luego una tercera vez ,
en silencio cada uno de nosotros esperaba
alguna transformación . "Uno se acostumbra
a ella ", dijo Leo. " No le sacas
el gusto, pero te acostumbras a él"
Ahora sé que las neuronas
se fueron muriendo sin propósito terrenal,
que tres muchachos se estaban volviendo
cada vez más desespiritualizados
incluso cuando tenían en sí mismos
estos espíritus, pero entonces pensé
que estaba en el último reparto del mundo
con las estrellas de cine, que poco tiempo después
me estaría afeitando porque
el pelo brotaría
por la pradera plana
de mi pecho y se hundiría, incluso
en la ingle, que primero las niñas
y después las mujeres se sentirían atraídas
por mis encantos. Sorprendentemente, más tarde
sucedió algo de esto, pero
primero había que vaciar la botella,
y tres chicos
tenían que vaciarse de todo
lo que habían tomado tan dolorosamente
y por el medio aún más doloroso
de inclinarse por turnos sobre
la taza del inodoro
para cumplir su penitencia. A continuación
liar los cigarrillos, la inutilidad
de los programas garantizados
ejercicio, las mentiras elaboradas
de conquista que nadie se creía,
formas de tortura sexual y
de rechazo inimaginables. A continuación
nuestro cumpleaños decimoquinto,
acné, desodorantes, ladillas, ungüentos,
cortes de pelo masculinos, la solicitud de registro,
las victorias militares y políticas
de Dwight Eisenhower, que nos trajo a
Richard Nixon con la esposa y el perro.
Cualquier maravilla intentamos con la ginebra.


MURIEL RUKEYSER : "Balada de la Naranja y la Uva"





Después de terminar tu trabajo
de acabar tu jornada
de haber leído tu lectura
y escrito lo tuyo -
bajas a la calle hasta el puesto de perritos calientes,
a una manzana de aquí en la otra acera.
Una tarde sofocante en el Este de Harlem, en el siglo XX.

La mayoría de las ventanas están tapiadas,
las ratas huyen de un saco -
saliendo de un garaje de mala muerte
un Cadillac largo y brillante;
junto a la puerta de cristal del centro de drogadictos,
un hombre a quien le gustaría romperte la espalda.
Pero también hay una mujer morena con una niña vestida de rosa.

Salchichas, salchichas chisporrotean en la plancha
en la que se inclina el vendedor de perritos calientes
- en el mostrador no había nada más
que las dos máquinas de siempre,
la de zumo de uva, vacía, y la de naranja, vacía,
y yo frente a él entre los dos aparatos.
Un muchacho negro llega, mira los perritos calientes, y sigue su camino.

Miro al hombre que está de pie y echa
como de costumbre
el líquido de color púrpura brillante donde dice NARANJA
el de color anaranjado donde dice UVA,
el zumo de uva en la máquina de NARANJA
y el zumo de naranja en la de la UVA.
Sólo una palabra grande y clara, inconfundible, en cada máquina.

Le pregunto: ¿Cómo podemos seguir leyendo
y encontrar sentido a lo que leemos? -
¿Cómo pueden escribir y creer lo que escriben,
los jóvenes de la acera de enfrente,
si usted echa uva en NARANJA
y naranja donde dice UVA -?
(¿Cómo vamos a creer lo que leemos y escribimos y oímos, lo que decimos y lo que hacemos?)

Mira a las dos máquinas y sonríe
se encoge de hombros sonríe y sigue echando.
Podría ser violencia y no violencia
podria ser hombre y mujer blanco y negro
podria ser guerra y paz o cualquier
sistema binario, amor y odio, enemigo, amigo.
Sí y no, ser y no ser, lo que hacemos y lo que no hacemos.

En una esquina en el este de Harlem
basura, lectura, una gran sonrisa, violación,
olvido, una calle de crimen,
miseria, esperanza marchita,
un hombre sigue echando uva en NARANJA
y naranja donde dice UVA,
echando naranja en UVA y uva en NARANJA siempre.


WISLAWA SZYMBORSKA : Collages